El proyecto se desarrolla en una vivienda ubicada en el cuarto piso de un edificio en el barrio de Sant Antoni, ya reformado por su propietaria en el año 2018, donde se interviene puntualmente para mejorar el espacio central.
Las preexistencias son una distribución de la vivienda que no funciona. La habitación principal se situa contigua a la fachada principal, retirando la sala comedor a un segundo espacio intermedio, que provoca que éste sea pequeño y poco luminoso.
Los materiales y acabados muy definidos tras la reforma realizada con anterioridad, son otro factor con el que se ha trabajado para buscar continuidad y una transición fluida entre lo existente y lo nuevo.
Además, se han incorporado algunos elementos nuevos como una tarima de madera natural, que tendrá más de una función: de espacio para almacenar un pequeño colchón de lana, de apoyo para una cama para invitados así como de espacio para relajarse. Se decide continuar con el lenguaje ya utilizado de realizar elementos a medida y que se incorporan al espacio para mejorar su funcionalidad.
Se ha trabajado con materiales naturales y sostenibles en todas las intervenciones que se han realizado. Se ha priorizado el uso de sistemas constructivos prefabricados para reducir el impacto ambiental apostando por la arquitectura sostenible.
Se han sustituido las carpinterías existentes por unas nuevas de madera, capaces de dar el máximo aislamiento térmico y acústico al interior. Se ha pintado con pintura ecológica con mínimas emisiones de compuestos químicos volátiles.
Se trata pues de un proyecto "de acupuntura" sobre una arquitectura existente, que busca provocar un gran cambio en la manera de vivir con pequeñas actuaciones, apostando por una reforma econòmica y sostenible; poniendo la confort y el bienestar de su usuaria en el centro.
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